miércoles, 21 de abril de 2010

HERMANA MATILDE, CARTA DEL 2º MES



Puerto Príncipe 12 de marzo de 2010-


Querida Gente amiga:


A los dos meses del terremoto, las noticias no son alentadoras. Estamos en un atasco. Es como si todo el mundo se moviese, menos nosotros; como si el calendario corriese para todos, menos para nosotros. El millón y medio de damnificados que perdieron sus casas en el terremoto siguen viviendo en campamentos más o menos organizados y sin esperanza de encontrar refugios más sólidos en la temporada de lluvias que ya ha comenzado.


La construcción del país (los haitianos dicen que no se puede hablar de reconstrucción porque lo que había antes no era un verdadero “país”) va para largo. Aún no sabemos dónde se planificarán los nuevos barrios. Los colegios no han recomenzado porque antes hay que demoler y desescombrar los que había para poner tiendas de campaña y poder tener clases al aire libre. ¿Cuándo veremos esto? También hay que construir plazas, iglesias, sedes para los ministerios, para las oficinas gubernamentales, hospitales, comercios… pero no sabemos dónde.


En medio de toda esta incertidumbre, la fuerza y valentía del pueblo haitiano, se pone una vez más de manifiesto. Es un pueblo incombustible. La vida ha renacido en las calles donde las mujeres venden, como antes: comida, útiles de limpieza, velas y todo lo imaginable. Así siguen sosteniendo la economía familiar, que está más débil que antes. Cuando ves lo dignas que van vestidas por la calle todas las personas, no puedes imaginar que acaben de salir de un campo de refugiados.


Se van viendo signos de esperanza y muchos de los que queremos ayudar a la construcción de un nuevo Haití vamos encontrando un camino, aunque frágil, para hacerlo. Yo, gracias a Dios, ya he empezado a caminar por el mío.


Cerca de la casa de las Hijas de Jesús, donde ahora vivo, hay un campamento que alberga a unas 65.000 personas. El hacinamiento es espantoso. Algunas familias han conseguido verdaderas tiendas de campaña pero la mayoría continúan viviendo en chabolas construidas con cuatro ramas, sábanas y grandes plásticos. El suelo es siempre tierra que, con las lluvias, se convierte en barrizal. Este campamento se llama “Campo de golf” porque era un verdadero campo de golf situado entre Delmas y Pétion Ville. Allí iban a jugar al golf los miembros de ese club exclusivo y el mismo 12 de enero fue invadido por los vecinos de los alrededores que huían de sus casas. Poco a poco se ha llenado de familias hasta rebosar. Al principio la situación era caótica. Hoy ya se han cavado algunas letrinas e instalado unos cobertizos para duchas. También van teniendo carretillas y palas para recoger la basura que crece por todas partes. En algunos puntos estratégicos se han instalado depósitos de agua potable. En el sector que yo he visitado hay:


· Una asociación judía que ha instalado cuatro tiendas para que pueda funcionar una escuelita.


· También un grupo alemán ha instalado un pequeño “hospital”, en dos tiendas de campaña y tiene un depósito de medicinas más o menos bien surtido.


· Hay una asociación de jóvenes haitianos que se llama “Movimiento para Proteger a los niños” que hace algunas actividades con un grupo de niños debajo de un toldo.


· Un grupo de médicos haitianos han improvisado un consultorio médico


· y hay también algunas otras asociaciones haitianas que quieren ayudar a los refugiados.


Me he reunido varias veces con el responsable del campamento y los directores de todas estas pequeñas organizaciones. Desde el comienzo me pidieron fondos económicos para poder desarrollar sus actividades. Son asociaciones que no conozco y pueden que sean honradas o fraudulentas así que llegué a un acuerdo con ellas: yo les daría formación para que aprendiesen a hacer proyectos (eso garantiza que sean asociaciones serias y controladas) y ellos podrían así organizar las actividades que necesitasen. Así lo hemos hecho. Cuando terminó la última reunión que he tenido con ellos para esto me dijeron: Muchas gracias porque nos has enseñado a “pescar”.


Es así como yo veo que puedo ser educadora en mitad de este desastre: ayudar a la gente a que pueda organizarse por sí misma sin depender de ayudas más o menos caritativas.


A nivel personal estoy comenzando a vivir un periodo más esperanzador porque veo en qué puedo ayudar. Ya tengo varias actividades, que me cogen el día entero, y que resultan útiles para la gente en estos tiempos tan difíciles y tan raros.


El 27 de febrero nos reunimos en el patio (normalmente todo se hace ahora en los patios. Unas veces porque no hay casas en condiciones seguras y otras porque la gente está tan traumatizada que no soporta entrar en un edificio) de las Misioneras de Cristo Rey para celebrar una Eucaristía por las religiosas y religiosos muertos. Fue una celebración verdaderamente triste. Las comunidades están destrozadas. ¡Tanta gente muerta!, la casi totalidad de los colegios reducidos a escombros y las casa de las comunidades derrumbadas.


Al final de la celebración se convocó a las religiosas y religiosos con formación en psiquiatría, psicología o pedagogía terapéutica a una reunión para tratar de organizarnos. Todas las congregaciones religiosas piden ayuda para tratar a sus miembros y no hay mucha gente preparada para ello. Nos juntamos 11 personas y formamos una Célula de Ayuda Psico-social. Esta Célula recibe la peticiones de ayuda y ofrece las personas-recurso con las que cuenta.


Yo presenté un plan para trabajar con los niños y niñas afectados, que son la mayoría del país. Llevaba mucho tiempo pensando en ese plan. Ya saben que el terremoto me pilló en México y ya allí empecé a recopilar material. Las hermanas de México-Nicaragua me facilitaron uno muy bueno que ellas habían trabajado después del Mitch y de otros desastres (¡Gracias Chelilú!). Me puse rápido a traducirlo al kreyòl y a adaptarlo a la mentalidad haitiana. Para la corrección final me ayudaron dos religiosas de una congregación autóctona, que forman parte de la Célula. Lo pude presentar, ya terminado, en la reunión de ayer 11. Ha salido un cuadernillo muy atrayente de más de 40 folios que ayudarán a las personas de los diferentes lugares a organizarse en Grupos de Salud Mental. Hay un apartado importante para orientar el trabajo de monitores-as y maestros-as con los niños.


El próximo martes tengo una reunión con los responsables de 10 campos de refugiados, de Turgeau, una de las zonas más afectadas de la ciudad, que han pedido ayuda a la universidad Quisqueya (una de las más prestigiosas del país) para trabajar con los niños. La universidad nos los ha remitido a nosotros. Veremos a ver cómo nos organizamos porque las demandas son multitudinarias.


Le he propuesto a Aníbal, párroco de Kazal, el pasar la Semana Santa allí, en su puebl, aprovechando esos días para tener algunas sesiones de terapia con los profesores de sus escuelas (a los que conozco y con los que he trabajado ya en varios seminarios) y darles formación para que puedan ayudar al alumnado. La idea le ha parecido buena así que allí estaré y empezaré a comprobar si el material preparado funciona o hay que hacer alguna adaptación.


Para poner en marcha todo eete proyecto estamos en coordinación con la Pastoral Universitaria que está trabajando muy activamente desde el comienzo del desastre. A ellos se deben trabajos tan importantes como el haber podido recuperar de los escombros la mayoría del archivo de la archidiócesis de Puerto Príncipe. El 21 de marzo me han pedido que participe con ellos en lo que será el final de un periodo de terapia y formación que están teniendo para poder estar en condiciones de ayudar a la recuperación psicológica de la población.


Hay otras cosas también se están “moviendo“ por aquí como por ejemplo la relación cordial entre distintos grupos de R. Dominicana y Haití. Algunos ejemplos:


ü Desde el 14 de enero la CONDOR (Conferencia Dominicana de Religiosos-as) no ha dejado de venir con efectivos de personal (enfermeras, médicos), medicinas y comida. Hemos tenido una reunión con ellos, en Haití, para planificar las ayudas. Así mismo, desde los primeros días del desastre, las comunidades religiosas de R. Dominicana han acogido en sus casas a todos los religiosos y religiosas, de cualquier congregación, que hayan sido heridos o que necesiten descansar por unos días. También nos acogen cuando tenemos que viajar a República Dominicana por cualquier razón. Miembros de nuestra comunidad han sido acogidos ya varias veces en casa de las Misioneras del Corazón de Jesús (congregación autóctona), que se desviven por ayudarnos.


ü Representantes de las Comunidades Eclesiales de Base de República Dominicana vinieron a Haití para reunirse con sus compañeros de aquí. El encuentro fue estupendo y se ha creado una red de ayuda mutua. Otro día os enviaré la carta que Marta y Aníbal han escrito en la que se relata el encuentro.


ü El 20 de marzo tendremos una celebración bi-nacional del aniversario del asesinato de Monseñor Romero en Fond Parisien, el pueblo de Haití que está más cerca de la frontera de R. Dominicana y cerca de Puerto Príncipe.


Pueden parecer cosa pequeñas pero no lo son. Las relaciones entre Haití y república Dominicana han sido traumáticas desde los comienzos de la independencia de Haití en 1804: invasiones, persecuciones, masacres… La iglesia católica de ambos países ha tomado conciencia del periodo histórico que vivimos y está haciendo todo lo posible para acercar a los dos pueblos. Es un magnífico signo de esperanza.


Muchos habéis mandado dinero para ayudar a Haití. El proyecto que acabamos de comenzar para dar apoyo psico-pedagógico a la población se va a beneficiar de eso. Necesitamos fondos para imprimir cuadernillos para los monitores de Salud Mental, para desplazamientos etc. Poco a poco iremos viendo en qué más cosas podemos colaborar. Las ayudas que vienen de los colegios irán directamente a ayudar a otros colegios.


En Verrettes estamos viendo qué puede hacer Timoun Tèt Ansanm para ayudar a los niños y niñas desplazados que han acudido allí. Cuando tengamos un plan concreto ya os lo daremos a conocer.


Otro día os daré más información sobre cómo van nuestros proyectos.


Por hoy tengo que terminar.


Gracias por vuestra ayuda solidaria.


Matilde


CARTA DE LA HERMANA MATILDE DESDE HAITI.- AL TERCER MES



14 de abril de 2010



Querida gente amiga:
Por aquí seguimos intentando ayudar a este querido pueblo a ponerse de pie. Todo va muy lento. Los campos de refugiados llenándose de barro con la lluvia y sin esperanza de mejorar. “Oficialmente” las clases se reanudaron hace un par de semanas pero son pocas las que tienen un patio para poder acoger a su alumnado en tiendas de campaña.
Hoy no voy a hablaros de mi vida y trabajo, por interesante que me esté resultando, sino de la experiencia gozosa de la Semana Santa que tuve la suerte de compartir con la Comunidad Cristiana de Kazal. Además allí estaba también mi amiga Marta así que, felicidad completa:

Semana Santa en Kazal
Kazal es una zona montañosa a no más de hora y media de Puerto Príncipe. Desde hace algo más de 10 años tiene párroco: Anibal Zilli, un buen amigo claretiano con el que me encanta colaborar. Su parroquia, organizada en pequeñas Comunidades Eclesiales de Base, es un aire fresco que habla de esa mesa compartida del Reino donde todos tenemos un lugar. Las celebraciones son sencillas participativas y fuertemente simbólicas. La gente pobre y acogedora al máximo.

Formación del profesorado
Aproveché los primeros días para dar formación al profesorado de ISMA, Fond Blan, Kay Lamy, Dangoula y Pikas, cinco de las 11 escuelas parroquiales de Kazal. Esta vez la formación fue para ayudarles a superar el trauma producido por el terremoto y para que ellos puedan ayudar al alumnado. Fue realmente bueno. Mucho trabajo con el cuerpo para ayudar a la curación del espíritu. Disfrutaron con los ejercicios respiratorios, masajes, relajación, biodanza y con pequeñas dramatizaciones sobre lo pasado. Se llevaron un buen material para poder trabajar lo aprendido en sus escuelas, en sus familias y con los vecinos. Les prometí volver, dentro de algún tiempo para darles seguimiento.
Mucha gente cree que el terremoto de debió a un castigo de Dios por los pecados del pueblo y que el fin del mundo está llegando. Como vimos que la explicación clara de lo que había pasado el 12 de enero quitaba mucha ansiedad y angustia en la gente, decidimos dar una explicación a todo el pueblo antes de la Vigilia Pascual.

La experiencia de Juliette
En estos días me acompañó Juliette, una de las chicas que quiere ser religiosa del Sagrado Corazón y que tenía esos días de vacaciones. La experiencia para ella ha sido muy buena. En la evaluación del último día me decía: “No me podía imaginar que una parroquia pudiese funcionar así con un párroco cercano que siempre tiene la casa abierta, que trabaja con la gente para ayudarles a tener una vida mejor, que da a los jóvenes tanto protagonismo, que celebra con tanta sencillez. No me podía imaginar que la gente de las Comunidades fuese capaz de organizarse en pequeñas cooperativas, banquitos de los pobres… que se interesasen tanto los unos por los otros. Todo es muy sencillo y al mismo tiempo muy eficaz. He aprendido que una iglesia así es posible en Haití.”
Durante esos días tuvo oportunidad de participar en el taller con el profesorado, de hacer muy buenas amistades, de visitar algunas comunidades y participar en las celebraciones. Creo que, de verdad, en estos días ha aprendido más que en varios meses de formación.

El molino de Fond Blan
El Sábado Santo por la mañana fuimos a Fond Blan. Todo el pueblo nos esperaba. En la camioneta llevábamos un molino para instalarlo en una caseta fabricada al lado de la iglesia-capilla. Día de expectación y fiesta. Ahora el trabajo de una mujer durante dos horas para machacar el maíz o el mijo, se convierte en unos pocos minutos a cambio de unos céntimos. Aníbal y un grupo de jóvenes de la parroquia trabajaron duro para instalarlo. Yo mientras tanto me reunía con el profesorado y los niños y niñas en la escuela. Cambios de impresiones, visita a las casa de algunos maestros, promesa de volver. Con un grupo de niños y maestros bajamos hasta el río.
Así de sencillas e importantes son las cosas por aquí. Siempre al servicio del pueblo.

Agua para Kay Lamy
Kay Lamy es otra aldea donde he estado varias veces y los profesores de ahí están participando en los talleres de formación que he dado en los últimos años con Fe y Alegría. Me puse de acuerdo con el director para subir el sábado por la tarde. Como íbamos en la camioneta, aprovechamos el viaje para transportar dos filtros de agua. Yo me preguntaba: ¿dónde instalarán los filtros si allí no llega el agua?
Cuando llegamos la escuela estaba atestada de alumnos todos con uniforme. Cantos, risas, aplausos y muchas fotos. El director me dijo: Les he pedido que vengan hoy con uniforme para que empiecen a coger el ritmo de la escuela. El lunes vamos a recomenzar las clases. Hemos matriculado a más de 20 que han perdido todo en Puerto Príncipe y se han venido a vivir con sus familias de aquí.
Después se reunió con los padres y madres que habían acompañado a los niños. El lunes, les dijo, ustedes también tienen que venir a la escuela trayendo carretillas, picos, palas… todas las herramientas que tengan porque comenzamos las obras para la traída de agua al pueblo. Ya tenemos instalados los filtros en la escuela para poder beber agua de buena calidad. Cuanto más deprisa trabajemos, antes mejorará nuestra vida.
La vuelta a casa fue festiva. Tener agua en el pueblo no es poca cosa.
También por aquí las cosas son así de sencillas e importantes. Un pueblo que aprende a vivir en clave de comunidad.

El dolor y la esperanza de Moyiz
Moyiz es un hombre de mediana edad que llegó hace unos años a Kazal hambriento y casi ciego. Su ceguera no tiene cura pero en Kazal ha encontrado un lugar motivos para vivir. Hace de sacristán en la parroquia y forma parte de una Comunidad de Base. Desde hace unos meses, con lo que él aprende en su comunidad, ha empezado a formar otra en un barrio del pueblo. No necesita llevar la Biblia porque no sabe leer, pero se aprende el texto y busca los símbolos que pueden ayudar al pueblo a comprenderlo. La comunidad lo quiere y lo respeta. Hay que verlo llevando la cruz por el monte en el Via Crucis del Viernes Santo y con qué dignidad da a besar el crucifijo en los Oficios.
Justamente ese viernes por la tarde estaba triste: ¿Qué te ocurre Moyiz? Mañana se lo cuento, contestó.
Al día siguiente supimos: se le habían muerto un cerdito y dos cabritas que estaba criando. Acababa de perder todas sus posesiones. No tenía nada.
La gente de las Comunidades se movilizó y ese mismo día por la tarde le propusieron ayudarle a montar una panadería. Moyiz no puede hace muchos trabajos a causa de su ceguera pero la Comunidad cree que puede gestionar un modesto horno de leña para cocer pan y Moyiz recobra otra vez sus ganas de vivir.
Así de sencillas e importantes son las cosas por aquí. Una comunidad que aprende a poner en práctica el Evangelio: Lo que hicisteis por uno de mis hermanos más pequeños…
Creo que lo vivido en Kazal es una buena felicitación de Pascua. Son las huellas del Resucitado.
No dejaré pasar otro mes antes de escribiros. Tengo muchas otras cosas que contaros.

Abrazos
Matilde